Seguro has leído últimamente la palabra “procrastinar” en Internet y las redes sociales. Una palabra que hasta hace poco era extraña y que describe el hábito de posponer aquello importante y emplear ese tiempo en distracciones o entretenimientos. Ahora que sabes lo que es te ofrecemos consejos para vencer a la procrastinación.

La procrastinación y el síndrome del estudiante

La vida actual está cargada de distracciones y estímulos que nos hacen perder el foco en lo prioritario. A todos los pasa alguna vez. Nos disponemos a coger los apuntes para estudiar con los exámenes pisándonos los talones, y nos encontramos de pronto anonadados frente al Instagram viendo fotos de gatitos. Se trata de un mal cada vez más común.

Para hacernos una idea de cuánto afecta la procrastinación, recurrimos a revisar estudios que advierten que el 20 % de los adultos pueden sentirse a menudo como procrastinadores crónicos, cifra que se incrementa hasta el 50 % en los estudiantes. De hecho, se ha llegado a conocer esta cronificación bajo la denominación del síndrome del estudiante, es decir dejar para después los trabajos y tareas, usando el tiempo para actividades no relacionadas, para luego someterse a un gran stress para cumplir con los plazos establecidos.

Si te ves reflejado en esta situación, no es cosa de preocuparse, sino de ocuparse. La procrastinación no es un trastorno como tal, sino una tendencia en la que caemos frecuentemente. Pero lo más importante es que puede superarse al seguir algunas recomendaciones.

La salud emocional ante la procrastinación 

Seguramente, llegados a este punto, quieres saber cuál es el origen de este mal que nos aqueja con frecuencia. Como ya hemos comentado no se trata de un trastorno como tal pero tiene que ver con el aumento de los niveles de estrés y ansiedad. Una investigación canadiense explica que estos factores combinados con una baja capacidad para planificar nuestro tiempo y organizarnos, unidos a la flojera, pueden llevarnos directamente a procrastinar sin remedio.

La regulación de nuestras emociones y el desarrollo de la inteligencia emocional puede ayudarnos a prevenir la procrastinación. En tiempos donde impera la inmediatez, es fácil caer en el juego de hacer lo que sea necesario para sentirnos bien a corto plazo, y dejar de lado las consecuencias futuras de nuestras acciones. La pandemia de Covid-19 que seguimos viviendo también ha sometido a los estudiantes a un estrés y ansiedad importantes, tratándose de una situación sin precedentes.

Sin embargo, a medida que usamos este mecanismo como modo de vida, la procrastinación crónica se cobra una gran factura. Sus efectos se hacen sentir en la salud física y también en la mental. Se convierte en algo cotidiano vivir con estrés crónico, angustia,  depresión y ansiedad, baja satisfacción con la vida. Y todo ello se va asentando también en el padecimiento de múltiples enfermedades crónicas como la hipertensión y las dolencias cardiovasculares.

Consejos para vencer a la procrastinación

Con El hábito de procrastinar puede ser derrotado con entrenamiento diario y disciplina si así lo quieres. Sabemos que después de leer cuáles son sus consecuencias más tangibles, estarás a favor de hacer algunos pequeños cambios de hábitos en tu vida. La Universidad de Harvard proporciona una serie de consejos para vencer a la procrastinación.

  1. Pon tu mirada en lo positivo de terminar con lo pendiente. Quizás ahora solo puedas ver la lista de tareas que tienes por delante. Pero si proyectas un poco hacia adelante, podrás sentir la satisfacción de haberlas culminado. Ten en cuenta todo lo que podrás hacer una vez que salgas de aquello que urge.
  2. Comparte con los demás cuáles son tus tareas y proyectos. El cerebro pone en alto los compromisos que hacemos ante otros, aunque éstos solo sean verbales. Si comentamos que tenemos que hacer tal o cual cosa, enseguida se activa un mecanismo que impulsa a cumplir las promesas. Puedes comprobar que esto es así cuando te pillas guardando silencio acerca de tus pendientes, por miedo a lo que otros pensarán y a la presión que podemos recibir para terminarlos.
  3. Piensa en las consecuencias. La forma más eficaz de impulsarnos a ponernos manos a la obra es tener en cuenta los efectos de “dejar para mañana lo que puedes hacer hoy”.
  4. Identifica qué necesitas para comenzar. A veces terminar un proyecto, asignación o estudiar se ve como una montaña alta difícil de escalar. No tenemos muy claro por dónde comenzar. En vez de pensar en el resultado de lo que queremos lograr, una buena idea es centrarse en lo que necesitamos para lograrlo. También es una forma de ver pequeñas metas que finalmente nos llevarán a alcanzar nuestro objetivo final.
  5. Celebra tus pequeños logros. La recompensa es la base del aprendizaje. No tienes que alcanzar el objetivo final para empezar a ver cómo avanzas en su consecución. Si has logrado con éxito cumplir con pequeñas metas puedes darte una recompensa proporcional por haberlas logrado e impulsarte a seguir.
  6. Establece un tiempo determinado para realizar una tarea o proyecto. Se trata más bien de un juego para tu mente. Proponte terminar una tarea en un tiempo determinado, sean 15 minutos o lo que estimes necesites para completarla. Tu cerebro se activará competitivamente para lograr ese objetivo en el tiempo establecido. Y mucho mejor si después de ello recibe una recompensa.
  7. Fuera distracciones. Ya lo hemos comentado en otros post anteriores, en ocasiones para mejorar nuestro rendimiento académico y cumplir con las tareas pendientes, debemos quitar de en medio las distracciones y los estímulos innecesarios. El móvil sobre la mesa con las continuas notificaciones de las redes sociales y aplicaciones, la televisión, la música y cualquier objeto que puedan robar nuestra atención. Esto aplica también para concentrarnos mejor durante las clases online.
  8. Identifica lo que te frena. Si has probado todas las recomendaciones anteriores, y aún así te puede más la Play, el Netflix o el móvil, debes revisar qué te impide tomar las riendas y afrontar tus tareas. Puede tratarse de algo con lo que en verdad no quieres lidiar, como un tema en específico a estudiar, un trabajo con un grupo de personas con las que tienes cuentas pendientes o tus emociones frente a la finalización de ese proyecto Por ejemplo, ¿qué significa para ti hacer ese último trabajo de la universidad a punto de graduarte?