Cenas con el núcleo familiar, nada de fiestas multitudinaria y la imposibilidad de los regresos de madrugada. El escenario pinta complicado para esta Navidad del coronavirus. Será una Navidad diferente la del Covid-19 pero no menos especial.

Las restricciones previstas para este diciembre llena a grandes y niños de incertidumbre y pesar. La Navidad está arraigada en nuestra cultura y es un tiempo que se espera con alegría y esperanza. Las familias se congregan en torno a la mesa, comparten y disfrutan de buenos momentos y de entrañables abrazos. Pero este año es posible que la pandemia no de mucha cabida a este tipo de celebraciones.

Psicólogos aportan una serie de recomendaciones para evitar el desánimo y mantener la llama del disfrute. Aún en esta difícil situación que nos ha tocado vivir en esta Navidad diferente la del Covid-19 pero no menos especial.

  1. Aceptar lo que estamos viviendo como sociedad y adaptarse

Desde ya debemos hacernos una idea clara de que la Navidad será diferente a lo habitual. Esta situación de la pandemia de Covid-19 nos está exigiendo a todos una actitud flexible ante los cambios. Aceptar y adaptarnos será la clave para vivir esta época tan esperada de la forma más satisfactoria posible.

Busca una forma de disfrutar de estas fechas de una forma totalmente distinta. Probar hacer algo realmente nuevo permitirá centrarnos en ello y evitar los pensamientos fatalistas. Por otro lado, recordar que todo lo que está ocurriendo pasará es importante para fortalecernos y seguir adelante.

  1. Planificarse y anticiparse a las situaciones

Hacer el ejercicio mental de preparar los distintos escenarios que nos puede tocar vivir esta Navidad permite que sintamos algún control sobre ello. Anticiparnos a las circunstancias también nos ayuda a buscar herramientas nuevas y creativas para solventar aquello que está en nuestras manos.

  1. Saber cuál es nuestro principal objetivo

Debemos ser conscientes que habrá otras oportunidades para celebrar y pasarla juntos como queremos. Lo que debe estar claro hoy por hoy es cuál es la prioridad. Nuestro objetivo es cuidarnos y cuidar de los demás, en especial de los más vulnerables. Esto mantendrá el foco en lo que está bien o correcto y desechará toda conducta que involucre riesgo.

  1. Comunicar seguridad a los niños

Los más pequeños estarán bien en la medida en que sus adultos de referencia lo estén.  El exceso de preocupación y descontrol emocional de los mayores puede causar stress en los niños.  Hablar con nuestros hijos sobre esta situación y cómo cambia la Navidad que conocemos no solo es una actitud sana, sino lógica. Comunicarse transmitiendo seguridad será el mejor regalo que podemos hacerles.

Otra acción válida para los peques es invitarles a hacer tarjetas para aquellos familiares a quienes no podrán ver esta Navidad. Y también para las personas que por alguna razón no se encuentran ya en este mundo con nosotros.

Decorar la casa con creatividad y planificar unas navidades distintas puede hacer la diferencia. Piensa en actividades que nunca han hecho juntos y que pueden disfrutar en familia.

  1. Recordar el verdadero sentido de la Navidad

Este año, a pesar de las dificultades, todos coincidimos en que ha sido de gran aprendizaje. Nos ha hecho ver aquello que quizás no valorábamos o que habíamos dejado un poco de lado. Sin grandes banquetes, cotillones y fiestas, la Navidad se ha quedado en lo más sencillo y puro. Una celebración íntima de la Navidad nos recuerda su auténtico significado.

Quedarse en casa, junto a nuestro núcleo familiar, evitar viajes y reuniones innecesarias puede permitirnos redescubrir a quienes nos rodean y compartir con ellos un sentimiento de cuidado y protección.

  1. Una oportunidad para conocerte mejor y aprender

Sobrellevar la adversidad que supone adaptarse a la nueva normalidad, también nos da una idea de cómo somos, cuáles son nuestras fortalezas y en qué aspectos debemos enfocarnos para mejorar. Por tanto pensemos que todo este año, pero también los días por venir en Navidad, son una importante fuente de aprendizaje.

  1. Mantener la ilusión y el espíritu navideño

Dicen que no es tan importante lo que ocurre sino cómo lo afrontamos. Todo es cuestión de actitud. Quizás las calles estén más vacías de lo normal y no vemos tropeles de personas de aquí para allá. Pero ¿es eso la Navidad? Pensemos un momento.

Quizás podemos destinar toda esa energía a una obra de buena voluntad como un donativo o una recolección de juguetes para los más necesitados. En casa podemos ponernos manos a la obra con la decoración, elaborar recetas especiales y desempolvar los juegos de mesa. Y aunque no podamos vernos las sonrisas, la mascarilla no nos impide tener una palabra amable con quienes necesitan una dosis extra de ánimo. Esto ya podría ser uno de nuestros propósitos de Año Nuevo.